Allí y bajo las luces violáceas y un aroma a incienso, una de bella dama se me acerca; su atuendo es provocador, lleva los pechos cubiertos con un corsé de satín negro que apenas le cubre los pezones; olfateo el olor de su fragancia, mis ojos se clavan en los suyos, se estremece como si hubiese sentido un temor repentino, trata de adivinar mis intensiones; sin embargo, se pierde y se entrega a mis palabras, cierro mi brazo en torno a su cuello, le beso suavemente la comisura de sus labios mientras mis manos seducen a su cuerpo; mis dedos le hacen temblar, su sangre arde; la huelo y me produce placer, la beso nuevamente, le musito al oído que su noche será única e irrepetible, y al estruendo de una música industrial, ahoga su grito de placer mientras su candente cuerpo se entrega ante mis brazos...




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